En primer lugar, os damos la bienvenida a esta tarde noche
de Jueves. En la semana en la que se celebra la entrega del máximo
reconocimiento a la labor creadora de escritores españoles e hispanoamericanos,
el Premio Cervantes, dedicamos este Café
Literario a los versos y relatos de sus premiados.
La relación de estos autores constituye, desde su primera
convocatoria en 1975, una clara evidencia de la significación del Premio para
la cultura en español. No están todos pero los que están han contribuido a
enriquecer de forma notable el patrimonio literario en lengua española.
Desde su creación, el Premio se falla a finales de año y se
entrega el 23 de abril -día del fallecimiento de Miguel de Cervantes - en el
Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, cuna del escritor, por SS.
MM. los Reyes de España.
A este galardón puede ser propuesto cualquier escritor cuya
obra literaria esté escrita, totalmente o en su parte esencial, en esta lengua.
Pueden presentar candidatos las Academias de la Lengua Española; los autores
premiados en anteriores convocatorias; las instituciones que, por su
naturaleza, fines o contenidos, estén vinculadas a la literatura en lengua
castellana, y los miembros del jurado.
37 son los premiados cuyos rostros y nombres aparecen en
bronce y letra roja salmantina en una de las paredes del zaguán de acceso al
Paraninfo. Esta afamada relación guarda diversas polémicas, curiosidades y
anécdotas. Hay premio compartido por Gerardo Diego y Jorge Luis Borges. El
jurado, temeroso de que Diego no llegara a la ceremonia de entrega decidió
otorgárselo por igual al argentino. Pero los dos llegaron vivitos y coleando al
23 de Abril. En palabras del propio Gerardo Diego en su discurso de entrega
dijo: “El Jurado llegó al parecer a un atasco en su deliberación, y su
Presidente, el Ministro de Cultura, al no poder desatar el nudo, no quiso
cortar por lo sano, sino curar y empalmar piel adentro.”.
El concedido a Camilo José Cela, en 1995, personaje
polémico, fue antológico. Durante varios años estuvo persiguiendo el
galardón... que no llegaba nunca. ¡Antes obtuvo el Premio Nobel de Literatura,
en 1989! Reforzado por el laurel que concede la Academia sueca, y con una
rabieta de padre y muy señor mío, Cela usó una viñeta del dibujante
Martinmorales como felitación navideña para 1990. ¡Y qué felicitación!. En la
tarjeta postal aparecía la caricatura de un Cela de espaldas, con traje gris,
orinando sobre una loseta que rezaba: Premio Cervantes.
Tan sólo 3 mujeres ostentan este preciado
reconocimiento. La primera mujer que logró el prestigioso galardón fue la
filósofa María Zambrano, en 1988. La segunda Cervantes fue Dulce María Loynaz,
poeta cubana, en 1992. Y última mujer Ana María Matute en 2010.
Esta última convocatoria pasará también a la
historia de estas anécdotas como el Premio Cervantes de los ausentes, puesto
que ni Sus Majestades los Reyes ni el propio premiado ni el “discurso de
agradecimiento” asistieron a la ceremonia. Quizá, esta peculiar situación,
ligue muy bien con la obra del chileno considerada como “antipoesía”. Nos
atrevemos a decir, por tanto, que hemos asistido el pasado lunes, al anti
Premio Cervantes. ¿Será influjo de la crisis?